En la salida de aquel edificio, ya no había cola... realmente había acabado muy rápido. Algo que me asombró bastante... Fuimos al centro comercial que había enfrente y nos hicimos unas fotos. Yosu trajo unos bocadillos de su casa en su bolsa y comimos un poco. Lógicamente compramos unos refrescos... aunque él adquirió demasiados productos de la tienda.
Aparte de esto, llamamos a nuestros padres. Los míos desde luego, no querían que nos quedáramos en Sevilla. El problema es que el horario nos obligaba de alguna forma a tomar esa decisión. Los suyos tampoco estaban de acuerdo, incluso pensaron en que viniéramos a Córdoba... ya que nos traería en su coche (su padre), de vuelta hasta el FIBES.
Aún así, decidí quedarme, completamente convencido de que esta era la mejor opción posible. Hablé con la madre de Yosu para tranquilizarla, decirle que buscaríamos un hostal y que me encargaría de todo.
A continuación, nos dirigimos al centro de la ciudad para dicho objetivo. A base de preguntar, encontramos uno, que de hecho resultó barato. Pregunté si había habitaciones con camas separadas, su afirmación nos alegró enormemente.
Nos pegamos una buena siesta, algo que necesitábamos para aliviar las tensiones y los nervios acumulados del día. Nos dimos después una vuelta... para finalmente descansar y estar preparado para el inesperado día que nos esperaba...
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