
Lo que sí puedo decir también es que fue ella, la única que nos miraba y nos sonreía... en la mayoría del tiempo que estuvimos allí con ellos.
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-¿Qué puedo hacer por vosotros? ¿Qué os gustaría hacer? - la verdad es que me dejó de piedra... ¿Es que lo hacían por quedar bien? ¿O es creían que no estaban haciendo un favor?
-Ser colaboradores en un programa de televisión o algo así - le dijo Yosu.
-Mira, esto es lo que vamos a hacer... mostraremos vuestras fotos y vídeos a los programas de televisión a ver si os contratan, verdad Noemí? - la miró y ella afirmó con la cabeza.
-Muchas gracias, no es lo que quiero, pero muchas gracias... - le dije sinceramente.
-A vosotros, gracias a vosotros por venir...
Después de eso nos marchamos aunque nos equivocamos y tuvimos que dar la vuelta. Harán al menos lo que han dicho?
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Cuando pasé la primera fase, me encontré con unos cámaras y un micrófono a gran altura. Posiblemente preparado para las entrevistas y las personas que lo superaran.
Hablé un poco y canté animado una de las canciones que canté aquel día. De pronto, la mujer tan falsa que tanto os he nombrado (pues Yosu me estuvo viendo) nos echó de allí diciéndonos que nos fueramos de allí, que estábamos ya muy vistos. Lo que no dejó lugar a dudas, es que la gentuza se encuentra en todos sitios. Hasta en los lugares más insospechados.
Una de las periodistas o cámara que había allí, nos dijo que por ella, nos podíamos quedar si queríamos. Si la primera vez nos trató así, ¿Qué pasaría a la segunda?. Esa idea se me vino a la cabeza y preferí irme por si acaso. Así que nos despedimos amablemente con ellos, la desagradable se había ido y ellos no tenían culpa de nada.
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Al día siguiente, Yosu y yo salimos después del desagradable encuentro con el jurado. En la calle encontramos lo del día anterior, cámaras y micrófono. Sólo que aquel momento, no me veía con fuerzas ni para hablar y no quisé pararme. Había bastante público animándonos para que bailáramos pero no me sentía animado. Al acercarnos mucho, su apoyo me dio fuerzas, bailé y canté gustosamente para ellos. Sus aplausos me hicieron sentirme bien y lancé un beso cariñoso a todos con todo mi corazón casi a punto de llorar.

Fuimos en taxi a la estación para partir a Córdoba. Había que despedirse para regresar a nuestras respectivas casas.